Me dirijo
ante el público
expectante
que aprecie
como la obra maestra
se despliega sobre ustedes
lleno de color
empapado de sabor
y observaré sus caras
lujuriosas
excitadas
apasionadas
con su gula extrema
observaré su avaricia
de emociones
que nunca tendrán
debido a su pereza extrema
postrados en sus puestos
como animales sucios
mugrientos
iracundos
consumidos por su envidia
hacia lo desconocido.
Qué soberbios, todos ustedes
tan despreciables
de por si despreciables.
Simples humanos.
Todos, me incluyo,
y es por eso, que hago
lo que ustedes temen hacer.