de querer volver a ver el habitual charco
sangre, saliva, sudor
y las hormonas en el aire
adrenalina, testosterona y un poco de oxitocina.
Pero quedaron como días pasados
de una gran era, donde el plomo se encontraba por doquier.
Un olor a cogollo y hachís
a alcohol y ecstasy
a juntas de amigos y colegas
a esos juegos de cartas
a esos amigos verdaderos, que te acompañaron de por vida.
De esos amigos que dieron su vida a lo que amaban
que nunca volverán, que nunca regresarán.
Aquellos que tenían una vida por delante
que se sentía su vigor a kilómetros de distancia.
Pero cayeron en el peor barranco que existió.
A siete días, de el primer deceso, te mando un saludo.
Amigo, compañero y soldado.
Para Johnatan y Mauricio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario