viernes, 6 de septiembre de 2013

Una sed insaciable de golpes
de querer volver a ver el habitual charco
sangre, saliva, sudor
y las hormonas en el aire
adrenalina, testosterona y un poco de oxitocina.

Pero quedaron como días pasados
de una gran era, donde el plomo se encontraba por doquier.
Un olor a cogollo y hachís
a alcohol y ecstasy
a juntas de amigos y colegas
a esos juegos de cartas
a esos amigos verdaderos, que te acompañaron de por vida.

De esos amigos que dieron su vida a lo que amaban
que nunca volverán, que nunca regresarán.

Aquellos que tenían una vida por delante
que se sentía su vigor a kilómetros de distancia.
Pero cayeron en el peor barranco que existió.

A siete días, de el primer deceso, te mando un saludo.

Amigo, compañero y soldado.


Para Johnatan y Mauricio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario